martes, 10 de febrero de 2009

Esperas


Hay lugares en mi ciudad en los que las esperas se congregan a observarse unas a otras.
Acuden allí las más pasajeras, deseosas de que el tren anuncie su salida; también acuden las ansiosas que repasan en su memoria el rostro que las dejó en su angustioso contar días. Esperas enamoradas que sueñan con poder soñar cerca de la persona amada. Pero también buscan un sitio las esperas pacientes, que descansan sobre el cálido banco de la estación, mientras acuden al final de sus días repasando en su memoria las glorias perdidas. Junto a ellas también está la espera del que nada espera, tan sólo que esta noche, cuando le recoja el autobús de la miseria, pueda encontrar un colchón libre donde dejar sus huesos. Hay otras esperas, como la del traficante, que son desconfiadas, con un ojo despierto mientras el otro celebra el momento.
También las hay inútiles, lascivas, melancólicas, abandonadas; esperas desesperadas y esperas esperanzadoras.
Todas ellas se confluyen este lugar donde la espera iguala al estresado hombre de negocios con el que huye del frío, al arrogante joven en busca de aventura con el anciano que dormita su destino, al fiel con el adúltero, al rojo con el azulado, al autóctono con el foráneo, al débil, al atrevido, al turista, al desconfiado....
Hay lugares mágicos como la Estación de Atocha, donde la espera es la protagonista de su historia.

4 comentarios:

Berenice dijo...

ayyy.. las esperas.. grietas por las que se escurre el tiempo..
me encanta ese rincon de atocha y la manera de verlo y sentirlo que tienes.. que gusto volver a leerte por aqui.

Anónimo dijo...

Bravo letrado, bravo. Espero no tener que esperar mucho para que me invites a esa cafeteria donde mi vertigo se ponga a prueba, allá en preciados. Para el caso de que este plan no te satisfaga, siempre nos quedará atocha o prefieres paris.

One kiss
Lady nocilla

Fernando Herrero dijo...

Atocha y su microclima. Allí hay una estatua que recuerda a los viajantes, pero como tú bien expones no todos los que esperan ansían un viaje, quizá sean otros sentimientos los que ocupan su alma.
En ese lugar Carlos, entre tanta planta tropical, en el agua en el que se sustenta esta vegetación siempre pensé que dormian peces, testigos últimos del deambular de sentimientos que es Atocha, uno de mis lugares preferidos de Madrid.
Gracias Carlos por sazonar mi memoria.

Anónimo dijo...

Las esperas...esos silenciosos momentos de transición hacia cambios,cambios geográficos, cambios emocionales, cambios puntuales, cambios existenciales...
Unas conscientes, otras no tanto, pero que comparten nuestros dias junto nuestros anhelos,deseos y agonías.